Presidente de Corte Suprema descarta persecuciones políticas en Brasil y critica sanciones de EEUU
BRASILIA, 17 sep (Xinhua) -- El presidente del Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil, ministro Luís Roberto Barroso, afirmó este miércoles que el juicio al expresidente Jair Bolsonaro y a otros siete acusados por tentativa de golpe de Estado no fue una "cacería de brujas".
Barroso criticó también las sanciones impuestas por el Gobierno de Estados Unidos, y rechazó que haya censura en su país.
"No existe una cacería de brujas ni persecuciones políticas. Todo lo que se hizo se basó en pruebas, evidencias mostradas públicamente", subrayó.
"Hubo divergencias como parte de la vida, pero para todos los ministros, hubo prueba, prueba documentada, de la existencia de un plan para asesinar al (entonces) presidente electo, al vicepresidente y a un ministro del Supremo Tribunal Federal. Prueba documental y confesión", afirmó.
El presidente del STF elogió a sus colegas de la Primera Sala del tribunal que juzgaron el proceso del núcleo crucial de la trama golpista, al señalar que condujeron la acción penal con "serenidad" y "transparencia".
Afirmó que existe "mucha incomprensión" sobre la actuación del STF, lo que resultó en las sanciones de Estados Unidos a los magistrados, como la cancelación de visas y sanciones bajo la Ley Magnitsky.
"Creo que hay una inmensa incomprensión. El tribunal no se ha manifestado públicamente sobre lo que está sucediendo. Me sentí motivado a hacerlo, también porque, como es público, tengo muchos lazos con los Estados Unidos, donde estudié, viví y trabajé en diferentes épocas de mi vida", indicó.
Barroso rechazó las acusaciones de que las instituciones brasileñas están censurando la libertad de expresión.
"Las eliminaciones de contenido (en las redes sociales), según explicó más de una vez el juez Alexandre de Moraes, se referían a crímenes, crímenes de amenaza, no crímenes de opinión", afirmó.
El pasado jueves, la Primera Sala del STF condenó, por 4 votos a 1, a Bolsonaro a 27 años y 3 meses de prisión, la primera vez en la historia brasileña que un expresidente es sentenciado por tentativa de golpe de Estado.


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